Introducción
Hay momentos en los que una se mira al espejo y piensa: “¿Pero qué me pasa? ¿Por qué me siento así si no estoy comiendo tanto?”. Esa fue una de las preguntas que más veces me hice en silencio. No lo decía en voz alta, pero lo pensaba cada vez que me abrochaba los vaqueros y me dejaban marca, cada vez que me sentía inflada como un globo después de comer algo tan “normal” como un yogur o una tostada.
¿Y sabes qué es lo más frustrante? Que, como yo, muchas mujeres creen que están haciendo todo bien. Comen poco, comen “sano”, hacen sus caminatas… y sin embargo se sienten pesadas, sin energía, con la barriga hinchada y un mal humor que no se quita ni con té de melisa.
Hoy quiero contarte qué descubrí en mi propio cuerpo —y también en el de decenas de pacientes— que me ayudó a salir de ese estado. Porque lo que parecía “normal” era en realidad un síntoma. Y no era cuestión de comer menos… sino de entender qué estaba haciendo mal, aunque creyera que estaba haciendo bien.
La falsa promesa del “poco”
Vivimos en una cultura que nos repite que “menos es más”. Menos calorías, menos porción, menos grasas… y si es light, mejor. Entonces una, con la mejor intención, empieza a aplicar la fórmula:
- Desayuno: tostada de pan integral con pavo y café con leche desnatada.
- Media mañana: tortita de arroz.
- Comida: pechuga a la plancha con ensalada.
- Merienda: yogur light.
- Cena: caldito y un par de galletas integrales.
Y lo que al principio parece una dieta “limpia”, se convierte en un bucle de ansiedad, inflamación, cansancio y hasta bajones de ánimo.
¿Por qué? Porque comer poco y comer bien no siempre van de la mano.
Las causas ocultas de la hinchazón
La hinchazón abdominal no es solo una cuestión estética. Es un síntoma. Es una señal de que tu sistema digestivo no está feliz. Y cuando esa hinchazón viene acompañada de fatiga, niebla mental, sueño entrecortado, gases o estreñimiento… entonces la inflamación está instalada.
Algunas de las causas más frecuentes que detecto en consulta:
- Comer demasiados productos “light” con edulcorantes que alteran la microbiota.
- Abusar de harinas integrales industriales que fermentan en el intestino.
- Vivir con estrés constante (el cortisol impacta directamente en la digestión).
- No combinar bien los alimentos (como fruta después de comer proteínas).
- Comer rápido y sin presencia.
Lo que me hacía sentir “gorda” (aunque no lo era)
Voy a contarte algo personal.
Hubo una etapa en la que comía “poco”, hacía ejercicio, y aún así no me sentía ligera. Me despertaba hinchada, con la cara abotagada, como si mi cuerpo estuviera peleando conmigo. No era sobrepeso, era inflamación. Retención. Un sistema digestivo gritando “¡basta!”.
¿Y sabes qué me estaba haciendo eso? Tres cosas:
- Desayunar apurada, siempre lo mismo, con tostadas y café.
- Comer proteínas magras pero llenas de aditivos.
- Tomar yogures desnatados pensando que eso era lo “light”.
Cuando lo entendí, todo cambió. Empecé a comer más real y más graso, sí. Pero natural. Más verduras cocidas, más grasas buenas, más fermentos, más calma. Y el cuerpo lo agradeció enseguida.
Lo que aprendí en consulta
No soy la única.
Una de mis pacientes, Laura, 44 años, arquitecta, llegó a consulta repitiendo lo mismo: “No entiendo, como poco y cada vez me siento peor”. Su desayuno era de revista: yogur, semillas, un poco de avena, fruta. Pero vivía hinchada, con gases, con irritabilidad.
Solo con quitar los ultraprocesados “saludables”, incorporar infusiones digestivas, caldos y regular el ritmo de las comidas, en 10 días era otra.
Y esto pasa una y otra vez. Porque el cuerpo no quiere menos comida. Quiere mejor comida. Quiere sentirse seguro. Y para eso hay que alimentarlo con conciencia.
¿Qué hacer si te pasa esto?
Te dejo una serie de pasos simples para empezar a transformar esa sensación de hinchazón y cansancio por energía y ligereza real.
1. Hacé una pausa de 5 días sin:
- Pan (aunque sea integral)
- Fiambres (aunque sean “light”)
- Yogures azucarados o con sabores
- Tortitas de arroz
- Galletas “digestivas”
2. En su lugar, come:
- Desayuno: batido de espinaca, pepino, chía y limón
- Comida: pescado o legumbres con verdura cocida y aceite de oliva
- Merienda: frutos secos o compota casera
- Cena: sopa con calabaza y huevo escalfado + infusión digestiva
3. Incorpora:
- Caldos caseros (de verduras o huesos)
- Fermentos: chucrut, kéfir, miso
- Mucílagos: lino, chía.
- Tisanas: hinojo, anís estrellado, jengibre
Regalito para ponerlo en práctica
Preparé una mini guía gratuita con menú, recetas, lista de compra y tips para implementar este cambio durante 5 días. Es simple, amable, y muy efectiva.
La puedes descargar gratis aquí mismo.
Te animo a probarla. A observar. A escribir lo que cambia en ti en solo 5 días. Porque cuando le das al cuerpo lo que necesita, él responde.
Sentirse hinchada, cansada, con la ropa apretada y la cabeza nublada… no es normal. Es común, pero no normal. Y no es falta de voluntad. Es falta de buena información, y de herramientas prácticas. Y eso es lo que intento darte en cada vídeo, en cada artículo, en cada consulta.
Si necesitas una mano más personalizada, puedes enviar un correo electrónico a clavenatural7@gmail.com y pedirme el test bionutricional gratuito. Lo completas online, y yo misma te doy una devolución para orientarte.
Y si quieres una lectura que te acompañe en este cambio, mi libro Fortalece tu escudo interno es un buen comienzo. Te lo digo con el corazón. Es mi síntesis de años de búsqueda y trabajo con cientos de personas reales como vos.
Gracias por estar ahí. Y como siempre, te dejo con esta frase que no es un cliché, sino una forma de vida:
Actúa en verde. 🌱
Marisa Píttaro
Naturópata y Coach Nutricional
APENB 2723